Por: Teresa Castilla.
El libro que os proponemos esta vez, no sólo lo podréis encontrar fácilmente en español, sino que además aquéllos de vosotros que este año hayáis tenido el placer de pasar por la Feria del Libro de Madrid, os lo habréis encontrado en casi todas las casetas tras la concesión a su autor del último Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
La Trilogía de Nueva York es sin duda el libro más difícil de Paul Auster de los que he leído hasta ahora (y conste que he leído unos cuantos), por lo que si no sois lectores avezados o no estáis en modo taciturno, os recomiendo que elijáis cualquier otro título de su extenso y cálido repertorio para encontraros con él (La Música del Azar o Mr.Vértigo son dos enormes ejemplos, de los que consiguen que te olvides de respirar).
Pero para aquéllos que ya os hayáis iniciado con él por favor no lo dudéis, porque La Trilogía de Nueva York exhala Auster por cada palabra. Esta vez, el autor reinterpreta su amor por la novela negra escribiendo tres historias de suspense con casi todos los ingredientes afines al género: un misterio, una investigación, una mujer más o menos fatal e inaccesible, y un detective más o menos convencional que se ve atrapado en la historia que persigue. Pero cada vez resulta que nada es lo que parece porque al final termina siendo la historia la que persigue al detective, y el suspense abandona el guión para adentrarse en terrenos totalmente psicológicos y metafísicos, acorralando al lector en una atmósfera oscura e inquietante en la cual la resolución del misterio sólo es un elemento más de la huída.
Resulta muy interesante también la manera en la que Auster mantiene un eco común entre las tres historias. Existen aspectos o temas que se repiten, algunos de gran complejidad psicológica y profundidad, otros más evidentes como la ciudad misma, pero el resultado termina siendo un mismo tono de color para todas las páginas del libro, como esos directores de cine de los que reconoces sus películas con sólo ver un fotograma. El autor enfrenta a los protagonistas con una soledad extrema, de ese tipo de soledad que te separa de todos tus semejantes y que te lleva a la parálisis. Del que te hace pensar que no te importaría quedarte en la cama el resto del día. Y del que finalmente te lleva a conectar de repente con un extraño con el que tan sólo con mirarle a los ojos crees tener más que compartir que con el padre (o madre) de tus hijos.
Inconfundible Auster con sus abismos de historias dentro de historias, los giros del destino, bromas del azar y de la casualidad, y con sus recurrentes referencias literarias. Increíble derroche de imaginación. Imprescindible para los que ya somos adictos.
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