Lo ha vuelto a hacer, y era realmente complicada la empresa. Nos referimos a superar su disco de debut, aquel extraordinario "Spills And Thrills" editado hace un par de años y del que disfrutamos en este santo hotel como niños chicos.
¡Hablamos de John Paul Keith claro! que el 21 de junio puso a la venta su nueva colección de canciones bajo el título de "The Man That Time Forgot" y que vuelve a empaquetarlas, como su entrega anterior, el sello de Oxford (Mississippi) Big Legal Mess Records vía Fat Possum.
Para este "The Man That Time Forgot" el de Tennessee suprime el nombre de su banda de acompañamiento, los One Four Fives, 1º por una cuestión estética "... el nombre de la banda, junto al mio y el título del disco se hacía demasiado largo..." y 2º por una cuestión de realismo: "... de hecho ráramente viajo de gira con los One Four Five al completo, es más, a veces toco con una banda completamente diferente, aunque he de decir que el disco sí que es 100% One Four Five, con Mark, Johnny y Al ofreciando su enorme talento...".
Nosotros podemos corroborar que el sonido del álbum es del todo marca de la casa, aunque quizá con un poso algo más ecléctico que su disco de presentación.
Una mixtura de sonidos pseudofronterizos a la The Sir Douglas Quintet: "Never Could Say No" y "You Devil You", new wave: "Anyone Can Do It" y Bad Luck Baby, country "souleado": "Somebody Ought To Write A Song About You, rock and roll: "Dry County", sonidos garaje: "Afraid To Look", Rockpile: "I Think I Fell In Love Today", rhythm'n'blues: "I Work At Night", country: "The Last Last Call" y teenage pop sesentero: "Songs For Sale".
El disco se grabó en Dial Back Sound en la localidad de Water Valley (Mississippi) bajo la producción de Bruce Watson personaje 50% al frente del mencionado sello Fat Possum. Un John Paul Keith al que esto de componer, tocar y cantar le viene de largo. Hijo de un conductor de camiones, aprendió a cantar en una iglesia de la localidad de Knoxville en la que pasó su infancia y a tocar la guitarra con tan solo 10 años cuando su padre le regaló una guitarra acústica y sendas copias de los grandes éxitos de B.B. King y Chuck Berry. Su contacto con los Beatles, los Stones y otros próceres del stablishment pop no pasaron por los oídos de JPK y eso se nota en su música ya que ésta, sobre todo, viene regada con la lluvia del cancionero tradicional americano.
Y de aquellas aguas estos lodos que pringan un disco facturado por un artesano del rock'n'roll que ama la música por encima de otras consideraciones y nos pone delante lo que mejor sabe hacer, componer enormes canciones con sustrato a clásico instantáneo.
¡Que grande eres John, ójala habitara este mundo más gente como tú!
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