
Comenzaron con una intro instrumental que se fundió gloriosamente con una de sus canciones emblema: "Steady rollin' " incluida en su segundo disco "What the toll tells" que fue el que en mayor medida sonó al revisar el tracklist a posteriori.
Momentos de intensidad hubo solo uno y duró 80 minutos, y es que este duo de San Francisco se las ingenia para que el frenesí , la emotividad, la rabia y el sudor sean todo uno y se retroalimenten durante el tiempo que están en las tablas.
Las canciones de Adam Stephens son incómodas, largas, necesitan de una preparación y un bagaje previo y no narran historias muy agradables, pero una vez que te haces a su "modus operandi" el difrute es total y eso es lo que hicimos los asistentes a su concierto madrileño, disfrutar y mucho con barbaridades como: "Long Summer day", la citada "Steady rolling" o "Las Cruces jail" (ésta fue el MOMENTO de su set).
Estos Zipi y Zape del garaje-punk-blues con solo dos discos se han convertido en una de las bandas más interesantes del panorama del rock visceral, polvoriento y alcohólico actual (y eso que no bebieron en todo el concierto).
Punk lo llaman.....
A gloria nos supieron los abrazos que le dimos a los "Dos Galantes" cuando enfilaban la puerta de salida.
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