Personalmente, creo que no hay palabras para describir el contenido de este “Fox confessor brings the flood”, quinto disco (si contamos el directo “The tigers have spoken”) de la estadounidense afincada desde hace años en el país que limita al norte con el suyo. Y digo que no hay sintaxis para definirlo porque la música de Neko Case es lo más parecido a un escalofrío que te recorre la osamenta de arriba abajo.
Son 35 minutos en los que nuestro cuerpo atraviesa diferentes estados de ánimo, todos ellos relacionados con la tristeza y con una cierta inquietud fantástica y evocadora como de cuento infantil. Porque este disco es como una fábula sacada de la mente de , por ejemplo David Lynch, y musitada con extrema delicadeza por la de Alexandria, con el auxilio de colaboradores espléndidos de la talla de: Kelly Hogan (otra de las grandes del country noir), Levon Helm (The Band), John Convertino y Joey Burns, (Calexico, Giant Sand) y el también Giant Sand, Howe Gelb.
Ella es la autora de todo el repertorio, exceptuando el espiritual “John saw hat number”, y tres canciones más a medias con sus compatriotas The Sadies: "Hold on, hold on" (inmensa), la delicadísima"Lions Jaws" y "The needle has landed" que podría perfectamente pertenecer al reperorio "tristón". Ellos también colaboran en esta oda a la fantasía y a la ensoñación que ha tenido a bien regalarnos la guapísima Case en este 2006.
Un trabajo en el que todo suena turbador y reconfortante a la vez: las guitarras fantasmagóricas, las escobillas susurrantes, las cuerdas y el piano insinuantes, y la voz, sobre todo la voz, que es de una dulzura que hiere. Quizá sea lo que más me ha atrapado de este disco, la manera de cantar de la canadiense, te transporta a otros paisajes poblados de espectros amables y sombras de color miel.
Se trata del trabajo más rico de esta cantautora, el que mejor sonido atesora y el que obtiene mayor puntuación en esa asignatura que asocia lo fantasmal con lo infantil, la inquietud con la hermosura, lo enigmático y lo sensual y que hemos dado en llamar fantasía.
Y es que la Case tiene esa rara habilidad para ponerme los pelos de punta, algo similar me pasa con Margo Timmins (Cowboy Junkies), Jesse Sykes, Hope Sandoval o Paula Frazer (Tarnation), pero con ella esbozo una leve sonrisa y pienso: no pasa nada es solo un cuento precioso y amenazante pero en el fondo inofensivo.
Un disco recomendable hasta médula (nunca mejor dicho). Escríbelo en la cabecera de tu carta a los reyes magos, y cuando lo tengas , escúchalo con la luz encendida, por si acaso.
Son 35 minutos en los que nuestro cuerpo atraviesa diferentes estados de ánimo, todos ellos relacionados con la tristeza y con una cierta inquietud fantástica y evocadora como de cuento infantil. Porque este disco es como una fábula sacada de la mente de , por ejemplo David Lynch, y musitada con extrema delicadeza por la de Alexandria, con el auxilio de colaboradores espléndidos de la talla de: Kelly Hogan (otra de las grandes del country noir), Levon Helm (The Band), John Convertino y Joey Burns, (Calexico, Giant Sand) y el también Giant Sand, Howe Gelb.
Ella es la autora de todo el repertorio, exceptuando el espiritual “John saw hat number”, y tres canciones más a medias con sus compatriotas The Sadies: "Hold on, hold on" (inmensa), la delicadísima"Lions Jaws" y "The needle has landed" que podría perfectamente pertenecer al reperorio "tristón". Ellos también colaboran en esta oda a la fantasía y a la ensoñación que ha tenido a bien regalarnos la guapísima Case en este 2006.
Un trabajo en el que todo suena turbador y reconfortante a la vez: las guitarras fantasmagóricas, las escobillas susurrantes, las cuerdas y el piano insinuantes, y la voz, sobre todo la voz, que es de una dulzura que hiere. Quizá sea lo que más me ha atrapado de este disco, la manera de cantar de la canadiense, te transporta a otros paisajes poblados de espectros amables y sombras de color miel.
Se trata del trabajo más rico de esta cantautora, el que mejor sonido atesora y el que obtiene mayor puntuación en esa asignatura que asocia lo fantasmal con lo infantil, la inquietud con la hermosura, lo enigmático y lo sensual y que hemos dado en llamar fantasía.
Y es que la Case tiene esa rara habilidad para ponerme los pelos de punta, algo similar me pasa con Margo Timmins (Cowboy Junkies), Jesse Sykes, Hope Sandoval o Paula Frazer (Tarnation), pero con ella esbozo una leve sonrisa y pienso: no pasa nada es solo un cuento precioso y amenazante pero en el fondo inofensivo.
Un disco recomendable hasta médula (nunca mejor dicho). Escríbelo en la cabecera de tu carta a los reyes magos, y cuando lo tengas , escúchalo con la luz encendida, por si acaso.
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