Cuando tuve la suerte de conocer a los miembros (pareja chica-chico) de The Dutchess & The Duke en en la visita que les trajo a España -hace un año y medio aproximadamente- con motivo del 5º cumpleaños de Radio City Discos, me llamó la atención el aparente influjo que el 50% femenino del duo -Kimberly Morrison- ejercía sobre el algo introvertido 50% masculino -Jesse Lortz- sin ser ellos pareja sentimental (o por lo menos que supieramos).
Y es escuchando las once canciones de este arrebatador "The World Is Just A Shape To Fill The Night" de Case Studies cuando ese capítulo medio cerrado de mi memoria cobra relativa importancia.
Y es que CS es el nombre bajo el que se parapeta (nunca mejor dicho) el bueno de Lortz para escribir y editar su nueva colección de canciones y que le tiene ahora a él como (única) cabeza pensante y ejecutante tras la disuloción, o mejor podemos decir ruptura, de The Dutchess & The Duke. Y es que es cuanto menos sintomático el caudal de melancolía que desprende este hermosísimo álbum si no es provocado por una ruptura sentimental o un desengaño amoroso agudo.
Esta claro que al hacer estas valoraciones estamos entrando en el terreno de las conjeturas, pero es que el sonido, el tono apesadumbrado, la temática de algunas letras y la esencia que emana del disco no nos lleva a otra conclusión que la del disco motivado por la quiebra afectiva.
Once composiciones, que en esencia, no se alejan en exceso de los parámetros estilísticos que hicieron de TD&TD una de las formaciones más pujantes de entre las que se formaron a finales de la década pasada, a saber: melodías otoñales (con un pie en el folk inglés y otro en el americano), cierta desnudez instrumental y un marcado acento en las melodías, casi siempre agridulces y aderezadas con coros femeninos (que los sigue habiendo) aunque el afable LOrtz ya no tenga a su lado a su "compañera" Morrison.
Y centrándonos en lo estrictamente musical tenemos que decir que este "The World Is Just A Shape To Fill The Night" es un disco "tristemente delicioso" y en el que las canciones estan cosidas en su mayoría a tímidos rasgueos de guitarra, leves e insinuantes percusiones y sobre todo a la personalísima voz de Lortz, una mezcla entre Dylan, Jagger y el jóven Leonard Cohen.
Y esa es quizá la novedad más llamativa, ya que la figura de Dylan o los Stones ha sido sustituida por la de otros genios torturados del folk americano como Townes Van Zandt, el Springsteen más desnudo, Steve Young o Blaze Foley y que dotan al conjunto de un acabado más solemne y taciturno que en su aventura anterior. Y el encargado de mantener limpio este paño de lágrimas es -de nuevo- el genial Greg Ashley, que ya se puso a los controles de la segunda y definitiva aventura discográfica de TD&TD, aquel precioso "Sunset/ Sunrise".
Y es que CS es el nombre bajo el que se parapeta (nunca mejor dicho) el bueno de Lortz para escribir y editar su nueva colección de canciones y que le tiene ahora a él como (única) cabeza pensante y ejecutante tras la disuloción, o mejor podemos decir ruptura, de The Dutchess & The Duke. Y es que es cuanto menos sintomático el caudal de melancolía que desprende este hermosísimo álbum si no es provocado por una ruptura sentimental o un desengaño amoroso agudo.
Esta claro que al hacer estas valoraciones estamos entrando en el terreno de las conjeturas, pero es que el sonido, el tono apesadumbrado, la temática de algunas letras y la esencia que emana del disco no nos lleva a otra conclusión que la del disco motivado por la quiebra afectiva.
Once composiciones, que en esencia, no se alejan en exceso de los parámetros estilísticos que hicieron de TD&TD una de las formaciones más pujantes de entre las que se formaron a finales de la década pasada, a saber: melodías otoñales (con un pie en el folk inglés y otro en el americano), cierta desnudez instrumental y un marcado acento en las melodías, casi siempre agridulces y aderezadas con coros femeninos (que los sigue habiendo) aunque el afable LOrtz ya no tenga a su lado a su "compañera" Morrison.
Y centrándonos en lo estrictamente musical tenemos que decir que este "The World Is Just A Shape To Fill The Night" es un disco "tristemente delicioso" y en el que las canciones estan cosidas en su mayoría a tímidos rasgueos de guitarra, leves e insinuantes percusiones y sobre todo a la personalísima voz de Lortz, una mezcla entre Dylan, Jagger y el jóven Leonard Cohen.
Y esa es quizá la novedad más llamativa, ya que la figura de Dylan o los Stones ha sido sustituida por la de otros genios torturados del folk americano como Townes Van Zandt, el Springsteen más desnudo, Steve Young o Blaze Foley y que dotan al conjunto de un acabado más solemne y taciturno que en su aventura anterior. Y el encargado de mantener limpio este paño de lágrimas es -de nuevo- el genial Greg Ashley, que ya se puso a los controles de la segunda y definitiva aventura discográfica de TD&TD, aquel precioso "Sunset/ Sunrise".
Un trabajo este de exorcización interior de Lortz a.k.a. Case Studies que como bien dice mi gran amigo Jesús Álvarez de Radio City Discos: "...Es una gozadilla... No muy recomendable en según que estados de ánimo y que suena triste pero sin ser impostado, no como Nacho Vegas... Lortz está triste de verdad, no "quiere" estar triste....." desde luego, creo que no se puede expresar mejor.