Con M. Ward nos ha pasado eso que a veces ocurre con esa chica a la que llevas viendo años y que nunca te ha llamado la atención, pero que un buen día se compra un vestido nuevo, sale a la calle y te deja enamorado para el resto de tu vida, preguntándote como era posible que no te hubieses fijado nunca antes en ella. Pues bien, el vestido nuevo sería "Transistor Radio" (Merge-2005) y “Post-War” (Merge-2006), y la chica en cuestión (en este caso chico) Matt Ward.Retomando este “Transfiguration of Vincent” (Merge-2003) todo encaja y parece haber estado siempre ahí, esperando a ser descubierto. Su blues espacial, el folk subversivo con que empapa sus canciones, la sangre pop que circula en cada una de ellas, la mezcla agridulce de su voz con esas melodías en ocasiones deshilachadas y sin acabar de explotar… Tristeza, melancolía, euforia, la reverberación infinita de “Outta my head”, esas guitarras traídas desde el espacio de la instrumental “Transfiguration # 1” o los maravillosos arpegios dibujados en “Vincent O´Brien” con ese no-estribillo siempre a punto de estallar. Todo suena perfecto, delicioso, ensoñador y con ese toque especial que solo algunos orfebres saben dar a un disco Pop.
Bien es cierto que en las últimas entregas discográficas el bueno de Ward camina en el alambre y apoyando más el pie izquierdo, pero su valía como compositor está fuera de toda duda.
No tendrá el encanto vintage y las preciosas canciones del mencionado "Transistor Radio" pero se trata de un gran álbum a redescubrir.
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