En su último envío incluía (entre otros) el tercer largo -titulado “The Good Life”, sí como el disco de Cracker- de un veinteañero llamado Marty Finkel que él mismo se ha publicado el pasado mes de enero.
Marty reside en Madison (Wisconsin) ciudad en la que se ha fermentado un trabajo que se ha convertido en una de las más gratas sorpresas que han llegado a los oídos de este modesto hotel en los últimos meses.
En su myspace (http://www.myspace.com/martyfinkel) Marty recita como influencias la figura de: The Beach Boys, Elliott Smith, The Beatles, Neil Young, Iron and Wine, Ryan Adams, The Decemberists, Bright Eyes, Neutral Milk Hotel……. Yo sinceramente no le veo mucho parecido a ninguna de ellas en concreto (serán solo su influjo), si acaso leves retazos de Ryan Adams, Iron and Wine, Elliott Smith y, aunque él no los mencione, Neal Casal, Nic Dalton, John Roderick y sus Long Winters y quizá a Harry Nilsson del que versiona la fabulosa “Gonna Get Up”.
La respuesta puede estar en que a lo mejor pesca pedazos tan diminutos de cada uno de ellos y los lleva a su terreno de una manera tan sutil que no me percato de su presencia.
En cualquier caso, tras una primera escucha, sabes que estas ante ese disco que te va a hipnotizar durante una temporada y ante una sólida colección de canciones de refrigerante country-folk-pop seductor dotado de un sonido y una producción ceñidas a lo que pide cada corte.
Así nos encontramos con guitarras powerpoperas en: ”Annabelle Gentry”, cuerdas en: “I Wanna Be”, “Time for me” y “What your doing to your man”, banjos en: “Oh My Little Darling” y “Under The City Lights”…...... pero “The Good Life" también cuenta con el adobo de mandolinas, harmónicas, acordeones, ukeleles, panderetas y pianos que lejos de empalagar dotan al conjunto de una riqueza melódica realmente nutritiva.
Lo dicho, una discreta joya que se nos escapó a principios de año que ahora rescatamos debidamente.
En cualquier caso, tras una primera escucha, sabes que estas ante ese disco que te va a hipnotizar durante una temporada y ante una sólida colección de canciones de refrigerante country-folk-pop seductor dotado de un sonido y una producción ceñidas a lo que pide cada corte.
Así nos encontramos con guitarras powerpoperas en: ”Annabelle Gentry”, cuerdas en: “I Wanna Be”, “Time for me” y “What your doing to your man”, banjos en: “Oh My Little Darling” y “Under The City Lights”…...... pero “The Good Life" también cuenta con el adobo de mandolinas, harmónicas, acordeones, ukeleles, panderetas y pianos que lejos de empalagar dotan al conjunto de una riqueza melódica realmente nutritiva.
Lo dicho, una discreta joya que se nos escapó a principios de año que ahora rescatamos debidamente.