Come On Feel The Lemonheads confirmó
la ya evidente incursión hacia el (power)pop que The Lemonheads llevaron a cabo
tan solo un año antes con It's A Shane About Ray (Atlantic-1992). El tercer
álbum para Atlantic de los de Boston es una clara apuesta por llegar a un público
más amplio y por abrir de una vez por todas el paraguas de las influencias confesas
de su principal compositor y alma mater, el díscolo Evan Dando. Esas que nos
llevan de picnic tanto a una soleada pradera del sur de los EE. UU. como a un frondoso
parque o a un mohoso club que programa pequeños conciertos en una ciudad de
tamaño medio de cualquier localización occidental. Resumiendo, una mezcla entre
lo rural y lo urbano en el que la electricidad gobernada por la proporción es
la que lleva el peso melódico.
Un disco que provocó que algunos de
sus fans más longevos y hardcoretas se bajaran definitivamente del carro, pero
muchos otros se encaramaron a él cómplices del obvio giro amable que “los
cabeza de limón” acababan de pergeñar. Entre la crítica encontró muchas alabanzas,
pero también quien los atacó sin mucho fundamento achacando al disco de un
cierto desorden estilístico y de una inconclusa pose indie. Puede que se trate de un trabajo algo desenfocado, estilísticamente hablando, pero de lo que no
hay ninguna duda es de que el ramillete de (quince) canciones que secuencia puede que sea el más reconfortante de su carrera y el que tocaba grabar en ese
momento. Un disco que los llevó al estrellato, a aparecer en las portadas de
las revistas más trendy y a acaparar una miríada de fans en todo el mundo. Un
repertorio en el que encontramos a Dando confundido acerca de muchas cosas,
particularmente respecto del amor (tanto hacia las chicas como por las drogas)
y de su floreciente fama. Aunque pueda parecer por momentos autocomplaciente,
su interior refleja los varios yos de uno de los compositores más lúcidos de su
generación. Unas canciones cautivadas por el siempre embaucador canto de sirena
del consumo de estupefacientes que el estadounidense supo esquivar con oficio
ofreciéndonos algunos de los momentos más esplendorosos de su carrera como «The
Great Big No», «Being Around», «It’s About Time», «Big Gay Heart», «I'll Do It
Anyway», «Paid To Smile» o la inconmensurablemente pop «Into Your Arms».
También es un lanzamiento que certifica su perdido amor por la figura de otro
personaje que vivió al filo, Gram Parsons, con el que ha mantenido un idilio —en forma de influencia— de
lo más gratificante en entregas posteriores, ya sea con The Lemonheads como en
solitario.
Come On Feel The Lemonheads se
grabó en los Cherokee Recording Studios de Hollywood y tras pasar Dando una
generosa temporada en Australia. Allí conoció a Nic Dalton (Sneeze) y Tom
Morgan (Sneeze, Smudge), quienes le ayudaron a dar forma a parte de las
partituras de este sobresaliente muestrario pop. De hecho, Dalton fue el
bajista en aquellas sesiones y el otro cincuenta por ciento de la base rítmica
hay que atribuírselo a David Ryan. Pero donde quizá se hace más grande el disco
es en el apartado de colaboradores, aquí aparecen Belinda Carlisle (The Go-Go’s),
la que fue su pareja sentimental y band mate en Blake Babies, Juliana Hatfield,
Rick James o el legendario pedal steel Sneaky Pete Kleinow (The Flying Burrito
Bros, The Byrds, George Harrison, Joni Mitchell, The Rolling Stones, Linda
Ronstadt, New Riders Of The Purple Sage). Ah, la producción corre a cargo de
The Robb Brothers, o lo que es lo mismo, los geniales The Robbs.
Puede que muchos tengan como su disco
favorito de The Lemonheads al consistente, inmediato y urgente It's a Shane
About Ray, pero encontrar los muchos placeres (algunos hasta culpables) que
esconde Come On Feel The Lemonheads es tremendamente gratificante. Aparte de
que ha envejecido de maravilla, hecho este del que no pueden presumir muchos álbumes registrados en aquellos días.
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Nic Dalton y Evan Dando en el CBGB (1993) |
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