Dice Jason Pierce que mientras algunos implosionaron en los bloqueos de libertades y el confinamiento de los tiempos más duros de la pandemia, otros prosperaron. Y ese fue su caso: «Sentí que había estado entrenando para esto toda mi vida». Se refería a su afición por el aislamiento y cuando uno mismo reformula la soledad como algo hermoso, entonces no es tan pernicioso.
Musicalmente no se encuentran diferencias notables entre este nuevo material y los últimos cinco-seis discos de Spiritualized (bueno, en realidad los vaivenes estilísticos en su carrera han sido mínimos), y eso ni es bueno, ni es malo, es… Spiritualized. En todos convive en armonía una maravillosa combinación de minimalismo hipnótico, soul, kraut, space rock, una edificante ligereza atmosférica, algún detalle en el que el metrónomo hace acto de presencia, pop sinfónico, gospel y la siempre afrodisíaca herencia velvetiana. Y en este nuevo repertorio ese cierto inmovilismo formal se repite en sentido positivo y actualizando tímidamente su propuesta dirigiéndola en una dirección, quizá, más orgánica. Hasta hay un leve acercamiento al country (o al country-soul) en la preciosa «Crazy».
Everything Was Beautiful se grabó en once estudios diferentes (incluida su casa) y Pierce se encarga de manipular un total de dieciséis instrumentos diferentes. Treinta fueron los músicos y vocalistas que lo ayudaron en esta nueva hazaña y que aportan esa fanfarria tan propia del de Rugby: secciones de cuerdas y metales, coros celestiales, crótalos, detalles electrónicos, lo que se intuye como el sonido del harmonium del siglo XXI, teclados de todo tipo o campanas fabricadas en la Whitechapel Bell Foundry. Todo en favor de volver a crear la sinfonía space rock perfecta y en sintonía con lo que Phil Spector hizo en los sesenta y setenta, pero en pleno siglo XXI.
Todas estas capas, todos estos detalles, el trabajo en las mezclas de cerca de un año y las vidas vividas dentro de estas letras, no parecen suponer un castigo para alguien como Pierce que es famoso por no confiar en sus propias habilidades. «Me gusta lo que hago. Eres tu propio peor enemigo y tu mayor partidario».
Siete canciones, cuarenta y cuatro minutos. Sí, hermanas y hermanos, Spiritualized está de vuelta y eso, siempre, es una maravillosa noticia.
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