La guitarra Rickenbacker de Peter Buck dibuja hermosísimos arpegios, la voz de Scott McCaughey esta bien templada, el órgano de acaricia el propio McCaughey fluye como la seda, las rítmicas de John Ramberg y Ken Stringfellow mantienen la proporción sonora de manera sobresaliente y los coros de (entre otros) Kelly Hogan, John Wesley Hardin o Jeff Tweedy elevan hasta el éxtasis un conjunto melódico de lo mejor que nos ha dejado la musica pop en lo que llevamos de siglo.
¡¡Descomunal!!
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